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Guonderlan

Como que hoy no es mi día

Guonderlan está cambiando.

Hoy me di cuenta queme robaron el cartelito con el número de mi casa, que tan amorosamente había pintado en batik. Eso me puso triste, a pesar  de la alegria diaria de tener que cruzar la plaza para ir a casi cualquier lugar, o de haber hecho taichi ayer a la noche, con esos ojos ahí...

Me vestí de rojo, sin embargo, para salir por las calles, pero la bici se me pinchó, no tengo mucho trabajo, está por llover y yo pensaba lavar ropa. Y  conocer alguien interesante que quiera compartir un mate y una peli, además de intercambio de fluídos, o al revés, alguien que quiera otros fluídos además del mate ( o sea, las dos cosas juntas) se está complicando.

Hay como un dolor de cuello que va más allá de mi propio cuello. Es como si me dolieran cuellos ajenos, esternocleidomastoideos que no me pertenecen, y que me los gané en una de esas rifas que comprás por compromiso, y que ni pensás que la vas a sacar.

Me saco granitos, me depilo las cejas, me tiento con  cortarme la peluca, o hacerme un tatuaje, o algo así...pero  cambair la dermis es lo jodido. Lo de afuera es lo de menos.

Hay como un olor a asado frio en el aire, que molesta y no me deja concentrarme en nada. Por más que prenda sahumerios y  tire perfumes, se mete adentro de la casa y me hace acordar que me tengo que poner las pilas con la dieta.

Y, encima, se me rompió  la mochila del inodoro.

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Salí a prender fuego un parripollo y vas a ver como se te pasa todo.