¡Mentira que una es boluda, tonta y loca!
Leyendo a Lacanna me surgieron dudas sobre la gente que me rodea, sobre mí misma en el papel de boluda, tonta y/o loca, y no llegué a muchas conclusiones iluminadoras, pero sí a algunas.
No creo que nadie esté libre de padecer el acoso de estas calamidades ( todo esto dicho con el tono más sarcástico que pueda encontrar)
Y no hablo de los demás. hablo de mí.
Es muy difícil estar libre de ser una boluda. No es fácil cargar con la respuesta tardía, el miedo bobo, la torpeza innata, la despistadez crónica.
He escuchado a mucha gente tildarme ( en la cara, a espaldas, como sea) de loca: loca de mierda, loca linda, loca rayada (sí, la redundancia se repite), loquita, loca como tu madre ( a esos no les faltó razón), loca dicho con bronca, loca dicho con risas...
En un punto me lo creí: cuando era adolescente, y ser excéntrico, o no vestirse a la moda sino con la ropa que yo misma hacía , o crear la propia manada ( muy pocos están excentos de manada en la adolescencia. Yo no) te hacían sentir raro, loco. Y más en un pueblo chico. y en los comienzos de los teribles ´90.
La locura era, entonces, ser diferente. O tratar de serlo. O ni siquiera eso. Sólo permitirse jugar en un ámbito ( el pueblo) que no te dejaba.
Pero cambiar de horizontes, y estudiar en bellas artes, hace que te veas desde otros lados. Y yo no era loca. Era una cuerda más, que iba por ahí haciendo las cosas un poco como se le cantaban, otro poco como creia que los demás decían que se debían hacer.
La locura pasó por forjarse un estilo. Por diferenciarse de verdad. Y yo no tenía ganas.
Hacía los deberes, era buena alumna, tenía un novio que era compañero de la facu, y usaba tacos y pollerita como todas.
Y sin embargo, en mi´pequeño circulito de chicos buenos, yo era "la loca". La que le ponía pasión a los deberes de la facu. La que se reía del absurdo. La que se enamoraba ( sin decirlo en voz alta, claro) de los creativos del grupo de al lado.
Supongo que ahora sigo siendo una loca. Hormonalmente loca. Sagazmente loca. Y tontamente loca
¡Y la tonta! Ah!, la tonta!
A esa ya le tengo cariño. Es la que baila temas de Chichi peralta descalza en la cocina. Es la que relee El tesoro de la juventud para irse a dormir ( pero por suerte, ya no le cree) Es la que deja mensajitos ocultos por ahí, para que el otro los descubra y se muera de amor ( o por lo menos me imite)
Pero también es la que cuando no entiende un chiste se hace la boluda y se ríe igual. O cuando no vio tal o cual peli, asiente con la cabeza, como si supiera. Y eso la hace más tonta aún . Perdón ME hace más tonta ( ¿No ven cómo le gusta zafar a la tonta esta?)
Yo creo, a diferencia de Marcelo, que es imposible escaparse de esto. Uno es boludo, miente, es tonto y es loco. A veces se da cuenta. A veces no. A veces es condenado sólo por una mirada externa, cuando otra mirada , o la propia conciencia, le dictan lo contrario.
Es todo tan relativo, que es imposible huir.
El que esté libre de boludismo, que tire la primera piedra