Sin palabras
El agua estaba fresca, pero no fría, tan azul de tan transparente...
Yo me hundía, pero no dolía, más bien era como un baño de lucidez.
Cuando me asomaba, el paisaje ya había cambiado.
Todo se veía más claro, aún de noche; y era la fiesta.
Dios jugaba conmigo en los pasillos de una galería, y me auguraba felicidad en la película que iba a filmar.
El barrio se volvía brillante, y a la vuelta de casa había un cine, en donde todos nos encontrábamos.
¿Qué más se podía pedir?
Yo me hundía, pero no dolía, más bien era como un baño de lucidez.
Cuando me asomaba, el paisaje ya había cambiado.
Todo se veía más claro, aún de noche; y era la fiesta.
Dios jugaba conmigo en los pasillos de una galería, y me auguraba felicidad en la película que iba a filmar.
El barrio se volvía brillante, y a la vuelta de casa había un cine, en donde todos nos encontrábamos.
¿Qué más se podía pedir?
2 comentarios
Ma Lau -
Gabi -