Búsquedas de los últimos días

Te quiero. Porque me duele la panza.
Los libros se apretujan con los papeles y los cuadernos en la valija grande que encontré tirada en las calles de palermo, esa vez.
Las abuelas siempre me ponen sensible. Y lloro, pero también disimulo par que no digan : mirá esa grandulona...
Me voy. Porque me duelen los músculos de las piernas. Es como si estuvieran a la expectativa de la carrera.
Y claro que pensé irme a vivir a Colonia. Cruzar el río, escuchar candombe...pero suena demasiado fácil.
Pero no es tan simple. Allá, en el pueblo odiado por todos, incluso a veces por mi, tengo una lejanisima y casi nula esperanza de encontr el amor. En cambio acá es demasiado fácil encontar el desamor. Por eso me voy al pueblo.
Y no te confíes, que ni es tan terrible esa calma (que en realidad ni siquiera es calma), ni la cerveza negra es café, ni el marrón sea violeta. Yo tampoco soy así siempre.
Y quiero cuidarte a la hora de la siesta, y que me cuides a la mañana, cuando estoy más débil y necesito tostadas para poder seguir creyendo.
Mi futuro es daltónico, como los ojos de un amigo. No puedo saber de qué color son tus ojos. La única certeza que tengo es que tenés dos. Y a veces ni eso.
Me quedaría, te juro, pra a encontrarte. Pero el otro día caminando por un barrio con plazas, busqué un milagrito de esos donde pido encontarte, y no te crucé por la calle.
Tu tiempo( y el mío) vence mañana.
El jueves empiezo a buscarte allá.