Blogia
Guonderlan

No insistas

                                A  Sant, que insistía en mi locura y en su lucidez, el iluso

 

No voy a  ser esa que querés que sea y que  no se parece tanto a mi.

Puedo seguir desnudándome como casi siempre, pero  no vas a encontar, detrás de estas telas, más o menos piel de la prevista.

Los amigos me arrastrarán  a las perdiciones correspondientes, los músicos me harán bailar, los cuadernos nuevos escribir y tu piel seguirá siendo una tortura en mi cabeza.

No voy a abandonar las ideas utópicas de la creación colectiva, ni  de la casa grande, ni del amor al amanecer.

No voy a dejar de  decirte piropos, incluso ese día en el que te  odio con toda mi alma por ser tan indiferente a mi vida. Nunca vas a dejar de ser hermoso.

Iré descalza a buscarte cada vez que toques la puerta. Y habrá pan caliente y sonrisas para  los amigos. Y sobre todo para vos.

No jodas. No intentes que  cambie mi cursilería absoluta,  mi ñoñez  de pueblo, mi alma de señora de su casa. Soy feliz cosiendo a máquina y pintando paredes y cuadros.

Por más que hagas fuerza y desaparezcas.

Aunque me bombardees de glamour, tecnología y novedades.

Me seguirá gustando La máquina de hacer pájaros, y bailaré salsa berreta  en el living.

Querré un vestido blanco el día de la primavera. Soñaré con casas chorizo o con mansiones.

No voy a abandonar mi gusto por los gatos, las plantas de diamelas, el fútbol en domingo...

Soy vieja. O casi vieja. Y dicen que no aprendemos mañas nuevas

Pero  he aprendido a verte desde otro lado. Y a perdornarme el amor y el desamor constante.

Y supe hacer de tripas corazón. Y seguir andando. casi sin ganas, pero andando.

¿te acordás cuando todos los hombres usaban el pelo largo? Se resignaron a  olvidarlo en los noventas. No se dieron cuenta de  que los queríamos más así.

No cambio por cambiar. Por eso te pido que no insistas.

Y te aviso que sonaste. Porque mi memoria es prodigiosa.

Y yo no olvido

 

0 comentarios