Cálculo de probabilidades
“Cuando no entiendes algo puedes hacer que signifique cualquier cosa”
Chuck Palahniuk, Diario, una novela
Imaginate estar rodeado por mujeres intocables.
Kurt Vonnegut dice en su nouvelle “Cuna de Gato” que cuando la vida de ciertas personas se enredan en la tuya sin causa aparente, pero tejiendo una red para que las cosas se desarrollen de la manera en que lo hacen, esas personas forman parte de tu karass.
“Nosotros, los bokononistas, creemos que la humanidad se organiza en equipos,Equipos que hacen la Voluntad Divina, sin descubrir jamás qué es lo que hacen. Bokonon llama karass a tales equipos…«Si ves que tu vida se complica con la vida de otra persona por motivos no muy lógicos -escribe Bokonon-, puede que esa persona sea un miembro de tu karass.»
No se si vos sos parte del mío o yo del tuyo
Cuando los hombres dicen que las mujeres somos todas iguales, hay algo en lo que no mienten.
Somos cíclicas. Animales regidos por la luna, las mareas, las hormonas. Los olores.
Cuando un grupo de mujeres viven juntas, o se ven constantemente, es muy probable que sus ciclos menstruales coincidan. Al principio cada una tiene el suyo, pero lentamente uno se atrasa, otro se adelanta y terminan menstruando casi el mismo día.
Tragedia en las familias de muchas mujeres: las toallitas y los tampones desaparecen todos al mismo tiempo.
Esto es por culpa de las feromonas. Hormonas que huelen. Y que no nos damos cuenta que están ahí, en el aire que nos rodea. Pero lanzamos al aire todo el tiempo. Nos olemos entre nosotras y nos sincronizamos.
Esta es la explicación lógica al enredo con la vida de otras mujeres.
Intocables. A veces locas.
Totalmente deseables.
Dependiendo ya de cada una, el síndrome premenstrual puede variar desde una obsesión por la limpieza, una extrema sensibilidad, un malhumor de perros, una dulce tendencia al homicidio o al suicidio, o un apetito sexual insaciable.
Es comprensible que en las familias con más de una hija mujer, la supervivencia emocional masculina sea algo de todos los meses.
Y si sos el hijo del medio, estás bombardeado hormonalmente en estéreo.
Otra cosa que sucede en cada ciclo menstrual, es que las feromonas también están muy activas durante la ovulación. Por eso es común que, respondiendo al pedido de sexo que exudamos inconcientemente en esos días, los hombres que nos rodean sientan también más deseos sexuales. Otoño y primavera son trágicos si una no quiere tener hijos. La mayor actividad de los espermatozoides es en estas épocas del año.
Imaginate estar rodeado por mujeres intocables.
La prohibición del incesto pesa en todas las culturas. Regidos o no por la Biblia, la mayoría de las personas no niega el terror o el asco que le supondría tener sexo con alguien de su familia primaria.
Pero somos seres sexuales.
Entonces nos metemos en extraños caminos para satisfacer el deseo. Lo disfrazamos de amor, de dolor, de despecho, o de deseo de muerte
La trama se complica cuando descubrís a los 28 años que la mujer con la que tanto te gustó acostarte la semana pasada es la ex novia de tu actual cuñado, el novio de la menor. Y ni hablar cuando ella, sin saber o sabiendo (nunca podrás descubrir el nivel de suspicacia de algunas mujeres) te cuenta como al pasar que el marido de tu hermana mayor fue el primer hombre que la besó en la boca. Y que además, se histeriquearon toda la adolescencia.
Estás besando su boca carnosa. Estás en el lugar exacto en que han estado tus cuñados. Las parejas de tus hermanas.
Estás mezclándote en su mente con esos recuerdos. Ella te asocia a ellos o no. Nunca vas a darte cuenta. Ella es actriz. Y encima se deja guiar por sus hormonas.
Te mira los ojos y sabe que compartís los genes que los forman con la mayor y la menor de tus hermanas.
¿Es ella la que quiere recuperar los antiguos contactos con esas pieles que en algún momento le pertenecieron?
¿O sos vos el que muy indirectamente está cometiendo incesto?
En ese caso, imaginate estar rodeado por mujeres intocables.
No te está permitido tocarlas directamente, por eso enredás la trama de manera casi siniestra. Encontrás el camino hacia el deseo prohibido. Lo seguís por senderos casi legales.
Y mientras vos, en tu ingenuidad o tu perverso conocimiento de las cosas (no creas que a ella no se le pasó por la mente que tus cuñados te la hayan “recomendado”, pero es un pensamiento fruto del amor propio, de su alma de diva) vas dejando olores que ella confunde con los de tu familia política, el mundo sigue girando ahí afuera.
Los ciclos de la luna.
El karass.
El pueblo, tan chico. El infierno tan grande.
Y el cielo también.
Exactamente en el momento en que las mujeres intocables se convierten en tangibles.
2 comentarios
Capitan -
De verdad...Bravisima. En todos los sentidos.
Naty -
Bravísima brava!