Encuentro
En las góndolas y los huesos vacíos de leche
En el olor a humo que viene desde allá
En el vaciado sistemático de la Mansión
Inevitable
En los ojos verdes o marrones de Pablos
En la competencia porque sí los sábados a la noche
En la cerveza negra
En la campera roja
En el shampoo de menta
En la eterna casa ajena en la que habito
En el teclado de la computadora, tan gastado
En la panza de Günter
En los huesitos de Amapola
En las patas viejas de Darwin
En las risas esas, de ellos
Mansioneros
En el miedo absoluto a lo que me espera, y sin embargo...
En el agua sucia
En las últimas albahacas
En eso encuentro el otoño
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