Titina
El 25 de julio de 2002, cerca de la medianoche ( o quizás el 26, no lo sabemos) Titina se cansó.
Soltó lo que tenía agarrado tan fragilmente.
Estaba cansada de aguantar, me decía. Casi 40 años aguantando el cuerpo ese que no hacía nunca lo que ella quería.
Ella quería viajar. Y bailar. Quería ir al cine y al teatro conmigo. Quería mirar vidrieras y caminar toda la tarde. Quería ir al río a pasear de la mano con Nove, como siempre le dijo a mi abuelo.
Ella hubiera sido una diseñadora de ropa genial. Una cantante de tangos. Una actriz de cine en blanco y negro. O en color, asi se veían sus ojos color del tiempo.
Ella podría haber sido mil cosas si el cuerpo la hubiera dejado.Quizás no meteroróloga, ni modelo de sombreros, ni cocinera ( aunque su sopita de vitina era una delicia)
Pero ella, a pesar de su fragilidad, fue tan fuerte para decidir. Y pelear contra el enemigo hasta el final. Y ganarle.Porque fue ella la que decidió soltarlo.
Ese peso casi inútil. Ese resto de piel que parecía papel de seda. Esos ojos llenos de sabiduría, que desparramaban felicidad. Esas manos chuecas, que abrazaban como ningunas.
Se fue y es la primera vez que puedo hablar de ese viaje.
Quizás porque el capitán me lo recordó.
Quizás porque ya pasó el tiempo y no duele tanto
Quizás, y es lo más seguro, que porque hoy ella pasó a mi lado silbando Yuyo Verde. Y recién ahora me di cuenta de todo lo que me dejó cuando se fue
1 comentario
Moe -
Nada mejor que quedarme callado ante semejantes palabras se me ocurre.