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Guonderlan

La cita

El miércoles, llegó temprano.

Cociné  chop suey y él trajo el  champagne. De postre, brochette de frutas con salsa de chocolate.

Tiramos el I Ching, casi  bailamos,  me acarició el pelo  mientras yo hacía lo mismo...

La salsa  que usamos para el postre se convirtió en aderezo  para el juego,  e hicimos un enchastre hermoso.

Perdió la colita del pelo, y  con el  pelo suelto parecía un león

No se quiso quedar a dormir. E hizo bien, porque no hubiésemos dormido.

Mientras el airecito  que movía el  ventilador me iba fijando la sonrisa a la cara y me iba  hundiendo en el sueño, pensaba en sus rulos  mojados  de luna, allá afuera, volviendo a su casa, metiéndose en mi cabeza, llenando de huellas mi barrio.

 Huellas  que  quiero seguir

2 comentarios

Cassandra -

El chop suey es mágico. Ya lo creo! no puede ser tanta coincidencia, je.
Gracias por dejarnos leer este diario...

Fender -

Por las dudas, tengo una puerta de acero en la cabeza, pero el problema no es la puerta, sino el portero...

Igual, demasiada neurosis puede dar vuelta las cosas y terminar por volvernos insensibles.
Espero que no me pase, pero es eso o morirse de alguna manera, no?
(Me estoy hablándome a mí mismo en el blog de otro, ya sabrás como estoy)