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Guonderlan

Gente del barrio

Irrefutable argumento

Agarró el frasco de perfume que yo acababa de usar, y se puso en el cuello.
-¡Abu!, ¿qué hacés? Es para mujeres...-
- ¿Y qué tiene? Yo también soy para mujeres-

Una vuelta de ateísmo para todo el mundo! ( Paga Carol)

Dice Voltaire en su Diccionario filosófico: Lactancio, padre de la iglesia, hace decir a Epicuro “O Dios quiso quitar el mal del mundo y no pudo, o pudo y no quiso, o no quiso ni pudo, o quiso y pudo”. Si quiso y no pudo, es impotente, y esto es contrario a la naturaleza de Dios. Si pudo y no quiso, es perverso, y esto también es contrario a su naturaleza. Si no quiso ni pudo, es al mismo tiempo perverso e impotente. Si quiso y pudo, que son los únicos partidos que convienen a Dios, ¿por qué existe el mal?

Un cuento de La Mansión en Navidá

Muy poco saben que uno de los mansioneros más ilustres que habitan
esta casa es un viejo de barba blanca, que sólo trabaja por esta
fecha. Sí, claro que la obviedad sería decir con voz infantil y
emocionada ¡Papá Noel!. Pero no.
Este hombre se llama Don Nicolás.
Un día, tomando mate en el balcón del oeste, el que mira a la ciudad,
me contó su historia.
El vivía en la patagonia ( no especificó dónde, pero por la
descripción del paisaje, creo que en la zona costera de Chubut) con
su mujer y su campito. Criando ovejas, tallando maderitas y huesos,
andando caminos en sulky, con Roberto, su caballo , y Sultán, su
perro.
Un día tuvo una Revelación. Cerca de navidad estaba llevando al
pueblo unas bolsas llenas de la lana recién esquilada, y en el medio
de esa nada inmensa que es la patagonia, se encontró con una
familia, madre, padre y niño, que le pidieron ayuda para llegar al
próximo poblado. Se veían, si eso era posible, más pobres que el
mismo Don Nicolás. Ya en el sulky, le contaron que estaban buscando
un buen lugar para poder establecerse, empezar de nuevo, y criar a
Juancito, que tenía 5 años, y que querían que fuera a la escuela, no
como ellos, que nunca pudieron aprender más cosas que aquellas que el
tiempo y el camino recorrido les fue dando.
Le contaron, también, que venían de muy lejos, tanto que ni sabían.
Don Nicolás nunca supo si le hablaron del tiempo o el espacio.
Los ayudó a buscar un lugar adonde quedarse ( Don Gaspar, el turco,
les dio una pieza y lo contrató a Pepe para que lo ayudara en el
mercadito) Y se despidió de ellos entre augurios de éxitos y y
bendiciones ,de ambas partes.
A Juancito, por su futuro y próximo cumpleaños, le regaló un guanaco
tallado en madera. Nunca vió un brillo tan maravilloso como el de
los ojos del chico, me dijo.
Un tiempo más tarde, y de vuelta en le pueblo, fue al mercado de Don
Gaspar a comprar yerba y otras cosas, y le preguntó por la familia.
El turco le contó que hacía dos semanas que habían desaparecido. Se
fueron en la noche, sin llevarse más que lo puesto, y sin dejar ni
una nota. Don Nicolás se preocupó mucho. Don Gaspar hizo extrañas
suposiciones, en base a lo poco que le contaron de sus vidad. Parece
que se venían escapando de un "pesado" que se las tenía jurada,
quién sabe por qué asuntos. Y le dió a Don Nicolás, mientras se
despedían, el guanaquito de madera que él le había regalado a
Juancito.
Miró la talla, recordando esos ojos brillante y alegres, al viejo
se le piantó un lagrimón. Y, mientras volvía al rancho con Roberto y
Sultán, no pudo dejar de pensar en eso. La esperanza que emanaba de
esa pobre familia se podía palpar. Le grabaron una sonrisa en su
cara arrugada. Y ya no estaban.
Se dedicó durante todo el año, en sus ratos libres, a tallar
animalitos, a construir juguetes, a ayudarla a Matilde, su mujer, a
hilar la lana y tejer muñequitas, a comerciar con sus amigos
tehuelches algunas de sus artesanías a cambio de lanas y changas.
Todo para ir, cerca de Navidad, al pueblito y tratar de
encontrar en los ojos de esos otros chicos, los de Juancito. Todo por
ver la alegría en las caras de los hijos que nunca tuvo.
Y fue felíz, porque la encontró.
Durante años realizó su "ritual navideño". Y cuando Matilde
murió, cargó el sulky con sus bolsas de arpillera llenas de sus
cosas, y con Roberto y Sultán emprendió el camino hacia las pampas.
Alguien le había contado de una casa grande, en una isla lagunera,
que albergaba a seres tan melancólicos y felices como él. Y con
ocupaciones tan extrañas como la suya.
Así llegó a la Mansión una tardecita de verano.
Ya ni me acuerdo cuántos años hace que está acá.
Con los restos del mate en la siesta, y tratando de no ser
impertinente, le pregunté de dónde sacaba ahora los regalos que,
inevitablemente, seguía repartiendo ( cerca de fin de año carga el
sulky con sus bolsas de arpillera gastada, lo llama a Roberto con un
silbido al que también responde Sultán, y se van los tres, como
cantando, por el camino)
Y sonriendo entre sus arrugas y su boina, estirándose las piernas de
su bombacha de campo bataraza, me dijo: Pero mujer! No viste que
no tengo, materialmente, nada? No te fijaste que las manos no me dan
más para tallar con precisión las maderitas?
Pero- le repliqué- las bolsas salen llenas, gorditas, cargadas. Y
parecen muy pesadas.
Claro, piba- me contestó- Si van llenas de Esperanza.

Espero, sinceramente y de todo corazón, que Don Nicolás pase por su
casa ( que es La Casa, obvio) Y que su dulce carga caiga a raudales
sobre sus almitas
Madame Lauquen

Agua y estrellas

A la gente del barrio, a veces le pasan cosas así, como las que que cuenta Olaf

Desamor colectivo

Mi amigo está triste. Se cruzó por casualidad con una mujer que tiempo atrás le había llenado la cabeza y el cuerpo de amor, y que por asquerosos destiempos no pudo retener.
Mi amiga está triste. Su pareja o algo así no está. Se borró de la cotidianeidad como un dibujo hecho con tinta bajo el agua. Está sola, y lo sabe, pero no lo sabe.
Mi amigo está triste. Está enamorado de alguien que no le corresponde, y se obnubila con falsos amores que no son amables. Todo lo hace para no pensar siquiera en sufrir.
Mi amiga está triste. Meses más tarde se dio cuenta que la persona con la que está jugó un papel y no se mostró verdadera. Que la envolvió de palabras, pero ahora los hechos la están matando.
Mi amigo está triste. Cree que la persona que ama o cree amar, podrá cosntruir algo con él, algún día. Pero ella ya construyó las cosas con otro, y para mi amigo es irremediablemente tarde.
Yo estoy triste. Todo lo que pretendo de mi amor es que sea correspondido.
Y no estoy ni cerca.
Ya no hay nada más para decir.
Vientos de cambio se aproximan.
Muerte inminente de las cosas.
Por suerte nos tenemos a nosotros, y así el desamor no es tan terrible.

A veces te odio, a veces me das pena, no se...

Gelida luciérnaga adornada de yuyos sucios.
No lo molestes más al ángel, que no puede volar.
Ni siquiera se deja querer por mi.

En la variedad está el gusto, decía mi abuelita

Para combatir el aburrimiento, somos diferentes (iba a decir “Gracias a Dios”, “Por suerte”, “Por alguna razón” y otras huevadas, pero no estoy segura de que sea por eso. Y el tema de combatir el aburrimiento me suena mejor. Bueno, sigo->)Por eso, lo que a vos te alimente, a mi puede envenenarme.
Permitime que insista: No,gracias. No quiero.
Ta claro?

Destinos rayueriles

Salgo a la vereda a jugar a la rayuela, y mientras dibujo con tiza azul mi futuro recorrido veo que los viejos árboles de la cuadra se llenaron de hojas nuevas.
Empiezo a jugar, pero mi piedra rueda lejos y mi rayuela se alarga. Ya no termina en el 10 o el Cielo, sino que baja por los adoquines.
Quiero saber adónde termina esto, y sigo y sigo saltando, buscando el final.
Llego a la puerta de una casa, que no es la tuya, pero vos estás ahí.
Me ves cansada por la rayuela, y me das limonada y buena musiquita, que siempre reconfortan.
Tus rulos sonríen y me doy cuenta que también estás lleno de hojas nuevas.
Me vuelvo al barrio silbando bajito y pensando que la realidad superó la ficción planteada por el MSN, y eso que no estaba nada mal.

¿Mudanzas?

¿Y ahora?
Sin plata, sin oro ¿cómo traer a alguien nuevo al barrio? ¿qué empresa de fletes aceptará tal mudanza? ¿cómo sobrevivir sin una casa confortablemente equipada, por lo menos con lo básico?
Esperaremos en la vereda hasta que salga el sol
Pero esta noche está más fría de lo que esperábamos.

Charla con un ser humano sin blog:

Ma Lau: leíste mi blog? Te gustó?
X: sí.. y después , saltando de link en link, conocí otros...ay ay ay ustedes los bloggers!.....
M: qué?
X: si tuviera que definirlos.... no sé.... son como...periodistas de su propia almita, chusmas de sí mismos, ombligueros in extremis...
M: y?
X: no sé... me pareció muy clasemedia el asunto. Psicoanálisis, inglés, trabajo de oficina o estudios universitarios. Gato y perro; mamá y papá.
M: pero yo no tengo esas cosas, bueno, no todas.
X: pero quizás las tuviste,o quizás las añorás, o deseás.
M: y por eso creés que tengo un blog?
X: No, por contagio. Ser blogger es una enfermedad altamente contagiosa, que espero no adquirir...
M: Vos sos mi amigo, no te preocupes... pero ya vas a caer

Estrellitas en mi memoria

Después de la charla con Pedro del otro día, no pude dejar de pensar ... Y revolviendo en archivos ajenos, les dejo esto para pasear

Diálogo entre Ma Lau y Pedro

M - ¡Pero cómo puede ser que no te acuerdes de la revista Humi, pedazo de nabo! ¡Si tenemos la misma edad, somos amigos desde pendejos, compartíamos todo...!
P- Yo no usaba tus bombachas
M- ¡Qué gil!
P- Y bué... no me acuerdo, qué querés que te diga?
M- Daaale, acordate. ¿No te acordás del Cachuso Rantifuso?
P- ¿ Ese que cuando te distrajiste te la puso?
M-¿Hoy estás tarado a morir, no?
P- Noo, nada más te quiero hacer enojar, porque me divierte. ¿cómo no me voy a acordar? Me acuerdo de todo: de las letras de la tapa, gorditas como los caramelos sugus confitados que comemos en el cine. De los consejos de camping, de cómo lavar los platos con el agua del arroyo y arena, para sacarle la grasa, de una nota de ecología, de los maravillosísimos dibujos de Nine, que nos daban como miedito, pero nos enloquecían, de...
M- ( Haciendo pucheros, con los ojos llenos de brilitos y a punto de piantarselé un lagrimón, o comerle la boca de un beso, quién sabe)
P- Y me acuerdo de lerla en la vereda, a la hora de la siesta, abajo del acacio bola, mientras el otro, el que no leía, aplastaba con un palito algún bicho canasto

Silencio de la tardecita. Los dos se siguen mirando.

M-(sin saber cómo reaccionar)¿viste? ya no hay más bichos canasto
P- Sí. Ya no hay

Crónicas del barrio

El barrio se puso lindo. Las flores del verano se mueren de a poco, y las casa se visten de color naranja.
Nuevos vecinos se mudan a la cuadra, y entre mates y charlas se nos va la noche.
Quiero invitarlos a pasear por acá.